Hoy como siempre, o al menos siempre que voy a la facultad, luego me toca volver pa’ mi tierra natal (que cosas :D). Pero después de un invierno raro, de contrastes de temperaturas muy frías, granizadas inesperadas, tormentas en el mes de febrero, temperaturas templadas y fenómenos extraños de viento y demás, he agradecido que todavía fuera de día durante el viaje. Lo que me recuerda que estamos en primavera, mi estación preferida, no sólo por lo que nos brinda, el CAMBIO, sino porque se acerca el verano con su calor.
Y entre las cosas más amables que tiene esta estación, hoy he podido presenciar una, que me ha recordado a mi más tieerna infancia 🙂 . Según nos incorporamos con el autobús en la A6 desde la M-30, a la derecha hay como una especie de lagunillas enanas que siempre me han llamado la atención, porque no me explico cómo pueden estar ahí. Y hoy fijándome en ellas, como siempre, he visto a una mama pata con sus pequeños patitos tras ella nadando de un lado a otro. Y como para ciertas cosas sigo siendo muy infantil, pues se me ha iluminado la cara, no me imaginaba ver esa escena tan entrañable en el más rudo Madrid.
.Reina de Hielo.
Reina de Hielo 