¿Locura pasajera?

Hola, querido blog.

Pero un rotundo ¡Hola!, que no hola, que es casi lo mismo. Se preguntará, qué diablos hago aquí de nuevo. He de decir que no podría ser más acertada esa pregunta, teniendo en cuenta que la última publicación que realicé en este espacio fue hace tres años, aproximadamente. Usted conoce aquel término… como era… ¡nostalgia! Sí, nostalgia era. Pues como bien sabe, aquí, ésta que escribe, siempre tuvo una terrible fijación por escudriñar el significado de cada palabra para tratar de darle un correcto uso o para desarrollar a partir de ella una reflexión. Y es que, hace un rato se me vino como un tortazo por sorpresa a la mente dicha palabra y con ella una imagen, la que encabeza esta página, con su posterior espiral de reflexiones. Así que, después de mucho tiempo, le eché valor para encender el ordenador de mesa y acto seguido abrí el explorador para buscarle y bucear entre algunas de las publicaciones que usted albergó tan magníficamente. No lo dude, en devenires mentales. Acompañada de Melancolía, ya sabe. Y es que, para serle completamente sincera, tal y como decía por aquel entonces, mi cerebro lleva bastante tiempo en «plena ebullición», aunque lo que antes se reducía a momentos puntuales, ahora es una constante, y creo que se podría definir mejor como un bullir estabilizado. Lo sé, es terrible, pero de alguna manera hay que convivir con ello y canalizarlo, entiéndame.

Así que, no debería sorprenderle tanto que lo primero en lo que pensase, fuese en usted. Claro que sí, en ti, que siempre recibiste mis palabras paganas, como diría Rimbaud, tan de buen grado, aunque tuviesen espantosas faltas de ortografía, se bordasen con patrones comprendidos tan sólo dentro de mi avispero o sencillamente, no explicasen más que penumbra mental. Todo ello es muy cierto y es precisamente la causa de mi regreso. ¿Dónde iban a estar mejor resguardadas mis putrefactas palabras que aquí?

Si bien, he querido escoger ese título para la primera entrada que publico en tanto tiempo, con la intención de explicar de forma adornada el motivo que me ha impulsado a retomar la escritura. Mi propia locura. Pasajera o no, eso ya tendremos tiempo de comprobarlo, ya que el resto de motivos, no es posible explicarlos en un espacio público como este, porque realmente ¿a quién le interesarían? Lo más seguro es que sólo a mí misma y yo ya los conozco perfectamente. Las odas al vacío siempre fue preferible ensartarlas en los versos de los poemas.

– ¿Son suficientes estas líneas para que la ilustre Reina de Hielo acoja de nuevo a esta insomne que en algún momento tendrá que cesar de errar?

– Lo son. Por el momento.

.Reina de Hielo.